Esta mañana se ha celebrado en Valencia el acto de presentación de la «Declaración de Valencia» sobre la incorporación de los denominados «neuroderechos» en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El acto se ha celebrado en la sede del Consell Valencià de Cultura y ha contado con la presencia de:
- Rafael Yuste: Eminencia científica mundial en el ámbito de la neurotecnología. Neurobiólogo de la Columbia University, impulsor del proyecto BRAIN en EE.UU. y de la The NeuroRights Foundation.
- José Miguel Carmena: Neurocientífico de la University of California, Berkeley (valenciano también, por cierto).
- Ángel Barco: director del Instituto de Neurociencias de la UMH-CSIC Alicante
- Adela Cortina: catedrática de Ética de la UV.
- Fernando Flores: Director del Institut de Drets Humans de la misma universidad.
A nivel institucional han asistido al acto la ministra de Ciencia e Innovació Diana Morant Ripoll, el Presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig y la Consellera de Ciencia y Sociedad Digital, Josefina Bueno.
Del acto, destacar la intervención de Rafael Yuste, del que nos debemos de sentir muy orgullosos en nuestro país y al que seguimos durante años, no sólo por sus aportaciones en el campo de la neurociencia sino, también, de la ética en la investigación y el uso de la tecnología, con posicionamientos y afirmaciones en este campo que no pueden dejar indiferente a nadie y con las que tanto nos identificamos y suscribimos desde nuestra óptica ética, pero también jurídica. Es además el principal responsable de que Chile sea el primer país del mundo que ha incluido en su constitución los denominados «neuroderechos».
Ha sido un lujo tenerle en persona. Cada una de sus frases invita a la reflexión sobre dónde estamos ya y hacia dónde vamos y, desde nuestra óptica, evidencian la necesidad de un acompañamiento de la ética pero también del Derecho, salvaguardando el necesario equilibrio, en constante tensión, entre el desarrollo y avance tecnológico y la protección de la persona y sus derechos.
La declaración incorpora cinco «neuroderechos»: Privacidad mental, identidad personal, libre albedrío, acceso justo al aumento mental u protección contra el sesgo.
La declaración será ahora elevada a los organismos nacionales e internacionales correspondientes, así como al Parlamento Europeo y a Naciones Unidas, con la finalidad de su reconocimiento e inclusión.